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sábado, 25 de mayo de 2013

“La vida no es lo que uno vive sino como lo Recuerda, y Como lo recuerda para Contarlo.” G. G. Marquez

Si diferencias la sabiduría inherente a esta Frase serás capaz de obtener una Visión extraordinaria de las situaciones que se nos presentan Cotidianamente en nuestra Vida.
Hasta ahora tenéis en vuestra memoria un cúmulo de recuerdos, de vivencias y experiencias que compartís con tus seres queridos en algunas ocasiones., sin embargo, te pregunto: 

Qué correlación hay entre lo que has vivido, entre lo que recuerdas y lo que VERDADERAMENTE sucedió???

Mientras reflexionas acerca de esto, te invito a sumergirte en la siguiente historia...
 Hace unos años en Tucupita el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal se quejaba y rebuznaba fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer. Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo, el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo donde se encontraba. Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo. 

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra. El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio, porque, con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble (Estaba Redefiniendo su Presente): Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra. 

Muy pronto todo el mundo atisbo sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando.

Los recuerdos crean nuestro Yo, nuestra identidad, y es nuestra conciencia quien buceando en las conexiones cerebrales que tenemos, encuentra nuestros recuerdos, situados en el hipocampo...

...generalmente cuando recordamos un hecho pasado autobiográfico, algo que nos ha pasado a nosotros, algo que hemos vivido, ese recuerdo se reescribe cada vez que lo traemos a la conciencia, adquiriendo nuevos matices dependiendo del estado emocional en el que nos encontremos, o como verbalicemos  ese recuerdo; éste así cambiará, se irá modificando sutilmente, sin que nuestra mente perciba el cambio, para después de muchas veces, quizás, el hecho en sí, objetivo; sea muy diferente del recuerdo nuestro, subjetivo.


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